en artebar (la latina - Madrid) anida un lugar misterioso. allí se reúne gente de diversos lugares del mundo para un mismo fin. pero no uno cualquiera, sino para bailar flamenco. caluroso como el fuego del Sol. misterioso y enigmático como la Luna. transmitido de generación en generación. ellas lo dominan y lo disfrutan. doy casi por seguro que incluso más que el mismo espectador, al percibir la fuerza y el entusiasmo que imponen al hacer vibrar las palmas de sus manos y crujir las tablas del escenario.
